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DE LO QUE DIGA EL GOBIERNO, NO TE CREAS LA MITAD; LA OTRA MITAD, LA DESECHAS POR ABSURDA. DE LO QUE NO TE DIGA, ¡CRÉETELO TODO!
     

 

19-IV-2020

 

SONETO A UN BORRICO

 

En aquellos tiempos ya tan lejanos
del Instituto en donde estudiaste
fama muy bien ganada te ganaste
de gilipolla y no de los medianos.
Como quieres tanto a tus paisanos
cuando de milagro te doctoraste
presto de Almería te largaste
a matar madrileños, matasanos.
Llegamos a las fechas de hogaño
y tú como los vinos en barril
has ganado más del uno por mil.
Así pues, no te llames a engaño:
eres, Juan, como ya eras antaño,
borrico, mas borrico ¡¡¡borreguil!!!

 

Este pollo se puso a picotearme la cresta porque le dije a otro, que no lo sabía, que pie lleva acento, pero no tilde. Muy furioso él.

¡Qué España ésta, los limpiachaquetas han venido a sustituir a los limpiabotas de toda la vida, más dignos aquellos que estos modernos lametraserillos, en palabras de nuestro añorado José María!

 

12-XI-19

El jueves 7 de noviembre de 2019, en el Salón de Plenos de la Diputación Provincial. nuestro director, Francisco Blanes, presentó su última novela, "El capellán del cementerio". En ella se narran las vicisitudes de un gobernador civil marica en la Almería franquista.

En el acto no pudo estar presente la escritora doña Maite Blanes, que excusó su asistencia por fuerza mayor pero envió un sentido y sorprendente escrito que fue leído por doña Fátima Blanes. La diputada por Almería doña Mati Díaz dio lustre al acto con una afectuosa bienvenida y animó a los escritores almerienses a hacer uso de la institución para este tipo de actos. Al final de las intervenciones previstas hubo un turno de preguntas.

Por su carisma e interés literario reproducimos la intervención de doña Maite Blanes:

 

Alguien muy sabio me dijo hace muchos años que estamos en esta vida cuatro días y que todos vamos en la misma barca, de modo que mejor hacernos el viaje agradable.

Y de eso trata esta novela. Algo tan obvio, tan sencillo y sin embargo tan fácil de olvidar.

Yo vivo lejos de esta ciudad a la que tanto quiero y a la que a veces detesto, pero que siempre adoro.

Vivo en Madrid, donde las prisas, el estrés, las preocupaciones, la ciudad misma me devoran. Todo sucede sin cesar, sin darme ni un segundo de calma. Corro como una loca de casa al trabajo y del trabajo a casa, cojo autobuses, metros, no veo a nadie ni nadie me ve a mí. El gris lo acaba envolviendo todo, de verdad. Respiras gris y te vuelves gris.

Y yo me volví gris.

Un día él me llama y me dice: “He escrito una novelilla”.

Y yo le digo: “¿Me la mandas?”. Pero se lo digo con la boca pequeña porque estoy tristona y no tengo ganas de nada que no sea seguir estando tristona, apagadilla.

Y él me la manda por correo electrónico. “Es un borrador —me dice—, esto corrigiéndola aún”.

“Un pelín verde”, insiste.

“Mi padre ha escrito una novela verde”, le digo a mi marido, que me mira un poco mosca porque él tampoco es de ese tipo de personas, creo.


Pero yo soy una chica valiente, que para algo soy almeriense y estoy acostumbrada a las siete horas de viaje del Madrid-Almería en un tren de la posguerra, a la humedad que se me pega al pellejo y convierte mi pelo en una rata inmunda, al picante de las bravas del Bonilla y a no tener Corte Inglés.

¿Qué mi padre a sus setenta y algún que otro años ha escrito una novela picantona? Ea, que no se diga, la leo y Dios dirá.

Mientras ruego por lo bajillo que por favor no salga mi madre haciendo cosas raras (que no sale), la empiezo.

Y entonces todo cambia en mí.

Y recuerdo lo que él me dijo hace tantos años: todos juntos en la misma barca, en un viaje que dura cuatro días. ¿Por qué no hacerlo más agradable?

Eso es lo que esta novela maravillosa hace, justo eso: la vida más agradable, porque no hay nada que haga el viaje más agradable que el humor. El difícil y huidizo HUMOR, tan perseguido hoy, que nos estamos volviendo todos unos mojigatos.

El humor que no hace escarnio de las miserias y debilidades de la gente. Que las envuelve con frases magistrales y las ofrece al lector con benevolencia y cariño.

El humor que convierte una casa de citas en un negocio sin maldad con chiquitas de labios pintados de rojo y ropas llamativas que se afanan en cumplir lo que su madame, que es superbuena mujer, les pide para tratar de solucionar lo que allí acontece sin perjudicar a unos curillas a los que se les viene encima un lío de los gordos.

Y estos curillas, obispo incluido, que consiguen caerte bien sin ser del todo buenos. Ni malos.

Y unos funcionarios que tienen parte de su oficina en Casa Puga y lo entiendes, que para algo son funcionarios.

Y un jefe de la secreta que cree que el hábito sí hace al monje y se disfraza de Humphrey Bogart porque lo suyo es vocacional y no tiene ni una mijilla de mala fondinga.

Y un capellán del cementerio que no puede evitar lo que Dios le ha dado y que lo trae loco porque no hay forma de controlarlo.

Y no digo más, que tienes que leerla sin saber mucho para que te maraville y te haga feliz como a mí.

Eso sí, te diré que no es cochina, no vaya a ser que tú sí seas un poquillo de ese tipo de persona, aunque no lo creo, y esperes la gran escena que no existe.

Cuando terminé de leerla lo llamé. Bueno, en realidad lo llamé muchas veces conforme iba leyendo porque no podía evitar decirle una y otra vez: “¡Me parto de la risa!”

Y justo en aquellos días necesitaba reír más que respirar.

Sé que el humor tiene sus peligros. Hay quien piensa que en realidad lo que tiene son límites. Ese es un jardín en el que mejor no entro porque no hay manera de encontrar el consenso, cuando ni siquiera los humoristas se ponen de acuerdo.

Pero esta novela queda al margen de polémicas sobre límites porque ejercita el humor blanco, ese que no ofende pero que tampoco trata al lector como si fuera tonto, el humor que impregna cada frase, cada diálogo (son geniales, sobre todo los de los curillas y hay cierta escena con un perrillo y un sofá que si no te ríes a carcajadas, algo raro te pasa…), e incluso los títulos de los capítulos.

Lo llamé y le dije que era la mejor novela que había escrito nunca. Había recreado una Almería parecida a la real de aquellos años, pero un millón de veces mejor. Es lo que tiene su maravilloso sentido del humor, que la convierte en una Almería más luminosa de cielos aún más despejados y de gente tirando a buena, cuyos pecadillos el autor nos ofrece con la benevolencia de quien piensa que quien esté libre de ellos que tire la primera piedra. Él no lo hace.

Tu mejor novela, le dije. Y lo sigo pensando. He disfrutado con todas sus novelas, con sus artículos y con sus sonetos. Pero esta novela lo supera todo.

En el cartel de presentación pone que soy escritora, porque hace años escribí una novela y porque quedaba feo decir “hija y fan número uno del escritor” como todo mérito para estar aquí, a su lado.

Llevo tiempo sin escribir porque a mí lo que me gusta es escribir relatos de humor. Y para eso hay que estar de un ánimo especial, nada de apagadilla. Y esta novela me ha devuelto las ganas de escribir de nuevo. Es justo la novela que yo quisiera escribir algún día.

Muchas gracias por dedicármela, papá, significa muchísimo para mí.

Y muchas gracias por dejarme decir todo esto sin cortarme, sé que me pediste ayer que no me viniera arriba y dijera cosas demasiado buenas. Pero no tienes más remedio que aguantar, la culpa al fin y al cabo es tuya por la novela tan divertidísima y tan maravillosa que has escrito.

 

 

Francisco Blanes García es autor de las siguientes novelas:

 

"El parte inglés": espeluznante recreación de un hecho real sucedido en Almería el año1942.

"Braguillas, vida cotidiana en los años del hambre": visión optimista y entrañable de los años cuarenta y principios de los 50 a través de los ojos de un niño.

"La Niña Dormida": narración de los acontecimientos que conducen inexorablemente a un final inesperado pero vaticinado inútilmente por la adivinadora más famosa de su época.

"El Ciego de la Playa": relato costumbrista del encuentro que tuvo lugar en 1891 entre el cantaor más grande de la historia del flamenco y el recordado Ciego de la Playa.

"El cura de Carboneras": las circunstancias que vinieron en ocasionar el escándalo más nombrado de la posguerra almeriense.

"Los cuentos de la democracia": pues..., eso, cuentos.

"El capellán del cementerio": aunque cuenta las vicisitudes de cierto gobernador civil de los años cincuenta en Almería, en realidad es algo más que eso, un canto a la hermandad de los hombres y un brindis por el optimismo y la benevolencia.

Pese a que alguna se encuentra ya descatalogada, pueden, no obstante, pedirse a la dirección de correo electrónico mostrada en la parte superior, indicando al hacerlo forma de contacto. El precio del ejemplar es de 10 euros (en Almería ciudad no se cargan gastos de envío).

 

Para contactar:

pblanes43@gmail.com

 

 

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